La gente de Consum no tenía bastante, y aprovechó varias naves desocupadas, con un buen marrón: metros y metros de techos de Uralita, con el temido amianto. No pasa nada, se gestionó todo de forma cuidadosa, como marca la ley, y la conciencia. Se unieron los locales y ya que se ponían, pues lo hacían más grande también, que no se respire miseria. Ahora tienen un supermercado nuevo donde antes había escombro. Flamante, con parking, y metros y metros de tienda para el cliente más exigente y caprichoso.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.