Esta comunidad, de pocos vecinos y cada vez mayores y con más problemas, necesitaba urgentemente un ascensor para acceder a su hogar, pero no sabían dónde ponerlo y no querían perder espacio en casa. No sólo les dijimos dónde, si no que, además, se lo pusimos. Y oye, tan contentos. Cada vez que suben con las muletas, o cargados con la compra, hasta su casa se acuerdan de nosotros, y nos lo agradecen.
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